En la historia del e-learning, conocemos dos revoluciones:
- La primera, relacionada con la creación de la teleformación (cuando entramos en el siglo XIX). En esta etapa, el mundo online era incipiente y por lo tanto sus conocimientos sobre él, lo que se reflejó en los cursos online: no destacaban por su adaptación y calidad. Los formatos de los cursos se caracterizaban por tratarse simplemente de PDF colgados en una plataforma, o largos textos (lejos de ser amenos) con ningún tipo de interactividad, sin contacto además con otras personas
- La segunda revolución del e-learning la estamos viviendo ahora, a finales de 2014, con vistas a los próximos años. El mundo virtual se ha desarrollado enormemente durante los últimos años, lo que ha permitido un acceso casi universal al mismo. Los datos lo demuestran: los Másters online han incrementado su demanda en un 300% en cuestión de dos años (Ministerio de Educación), y los cursos en formato online son más buscados, concretamente un 200% más desde 2008 (Emagister). En este punto, el formato de los cursos ha mejorado (o debería haber mejorado) enormemente, con contenidos adaptados a las necesidades del alumno: que garanticen el aprendizaje y sean amenos e interactivos. Además, los alumnos online ya no están solos: se pueden relacionar con sus compañeros y tutores expertos. Encontramos un debate sobre la metodología en: «El contenido no es el rey» o «la escuela virtual se reinventa».
“Estamos ante el segundo boom de la enseñanza online, un fenómeno que han impulsado las mejores universidades de Estados Unidos, que han entendido que en un futuro no muy lejano, este método va a estar en todas partes”, Carles Sigalés, Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
La metodología de enseñanza online está encontrando hueco en la Universidad. De este modo, según los datos del Ministerio de Educación, de los 1.561.123 universitarios españoles que están realizando cursos universitarios, 236.691 (el 15%) están matriculados en centros de formación online.
Y es que, el e-learning funciona tanto o más como la enseñanza tradicional.
No obstante, se puede identificar un problema en la teleformación: el abandono. «Para evitarlo, existe una planificación semanal que marca las pautas que debe seguir el alumno. La implicación de los profesores es esencial y los estudiantes pueden contactar con ellos en cualquier momento, incluso para los proyectos finales durante el mes de agosto”, Eugenio Lanzadera, Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA).
En Mantia disponemos de un catálogo e-learning avalado por la calidad de sus contenidos, metodología y adaptación al alumno: http://www.mantia.es/formacion/oferta-formativa.php
Fuente: El País: http://economia.elpais.com/economia/2014/11/25/actualidad/1416928825_955701.html
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